La pandemia de COVID-19 ha sido dura para todos, incluidas las instituciones financieras. La inestabilidad financiera generalizada provocó la pérdida de puestos de trabajo y los despidos, dejando a millones de personas sin poder pagar sus facturas. Como resultado, los gobiernos intervinieron e introdujeron las tan necesarias moratorias de préstamos u órdenes de alivio de la deuda (DRO), es decir, un retraso en el pago de las deudas u obligaciones:
- En todo el mundo se ha introducido una gran variedad de moratorias: moratoria de desahucios, aplazamiento de las facturas de los servicios públicos, moratoria en el pago de los préstamos, etc. Estas medidas han dado a la gente una sensación de seguridad financiera, aunque sólo sea por el momento.
- Pero la moratoria de los préstamos no puede prolongarse eternamente. De hecho, según el Banco Central Europeo (BCE)"los préstamos que salen de las moratorias [de la Autoridad Bancaria Europea] (ABE) y de las demás medidas de indulgencia de la COVID-19 han tenido hasta ahora un comportamiento ligeramente peor que el de la cartera de préstamos en general, mientras que entre las medidas pendientes se aprecian signos de debilitamiento de la calidad del crédito (fase 2)."
- Esto es una mala noticia para las instituciones financieras. En España, por ejemplo, el 87% de las moratorias ya han expirado y los bancos del país tienen actualmente 8.000 millones de euros de impago.
Esta entrada del blog se adentrará en lo que son las moratorias, los tipos de deuda que cubren, los problemas que surgen una vez que expiran y por qué las instituciones financieras deben actuar con rapidez.
¿Qué es una moratoria y cómo funciona durante una pandemia?
Esencialmente, una moratoria se refiere a "un periodo de retraso legalmente autorizado en el cumplimiento de una obligación legal o el pago de una deuda". Imagina que debes 2.000 euros al mes en concepto de alquiler, pero acabas de perder tu trabajo. En caso de moratoria por desahucio, sería ilegal echarte de tu vivienda alquilada, aunque no pudieras pagar el alquiler. O tal vez tengas un préstamo de 10.000 euros y sueles hacer pagos mensuales de 500 euros para devolverlo. Si se introdujera una moratoria de préstamos, podría suspender totalmente estos pagos hasta que la moratoria haya expirado.Esencialmente, una moratoria se refiere a "un periodo de retraso legalmente autorizado en el cumplimiento de una obligación legal o en el pago de una deuda". Imagínese que debe 2.000 euros al mes en concepto de alquiler, pero acaba de perder su empleo. En caso de moratoria por desahucio, sería ilegal echarte de tu vivienda alquilada, aunque no pudieras pagar el alquiler. O quizá tengas un préstamo de 10.000 euros y sueles pagar 500 euros al mes para devolverlo. Si se introdujera una moratoria de préstamos, podrías suspender totalmente estos pagos hasta que la moratoria haya expirado.
Como puede imaginarse, las moratorias son especialmente bienvenidas durante los periodos de grandes dificultades económicas (como una pandemia o una recesión). Desempeñan un papel fundamental a la hora de ayudar a las personas en tiempos difíciles y de mantener al mínimo los trastornos generales de la sociedad. Por ejemplo, una moratoria de desahucio significa que la gente no tiene que abandonar su casa y también reduce otros problemas como la falta de vivienda o la posibilidad de que la gente extienda innecesariamente el COVID-19 mientras se muda.
¿Qué tipos de deuda pueden acogerse a la moratoria?
Hay tres tipos principales de deudas que suelen ser susceptibles de moratoria:
1. Atrasos en el alquiler y la hipoteca
Si los propietarios e inquilinos entran en mora y no pueden hacer frente a los pagos previstos (como los de la hipoteca o el alquiler), suelen tener que desalojar el inmueble.
Con la moratoria de alquiler e hipoteca, pueden seguir viviendo en su casa hasta que la moratoria haya expirado. Sin embargo, si quieren seguir viviendo en su casa más allá de la fecha de vencimiento de la moratoria, tienen que devolver o prometer devolver lo que deben del periodo de moratoria.
2. Contratos de crédito al consumo (por ejemplo, préstamos y tarjetas de crédito)
En el crédito al consumo, los intereses son el mayor problema en tiempos de crisis. Dejar de pagar o no pagar la totalidad del importe del pago mínimo aumentará los intereses de forma drástica. Por eso, con la moratoria, los prestatarios que reúnen los requisitos necesarios no tienen que pagar intereses además de los intereses durante el periodo de tiempo determinado. Pero teniendo en cuenta que esto es sólo para los prestatarios que no están atrasados en sus pagos.
Sin embargo, con la moratoria del crédito al consumo, las empresas y los consumidores no tienen que hacer los reembolsos previstos como de costumbre. Esta política proporciona a los prestatarios un respiro muy necesario en tiempos de incertidumbre económica.
3. Atrasos en los servicios públicos y el combustible
La moratoria del alquiler/hipoteca y del crédito al consumo está muy bien, pero no son las únicas cosas que la gente tiene que pagar. Por ejemplo, los servicios públicos. Pagar a los proveedores de servicios públicos puede ser una cuestión de vida o muerte. Si te falta la calefacción en invierno, vas a pasar apuros. Desgraciadamente, se ha informado de que más de 80 millones de estadounidenses tienen dificultades para pagar sus facturas como consecuencia de la recesión COVID-19.
Aquí es donde entra en juego la moratoria de los cortes de servicios, que permite a las personas seguir accediendo a recursos muy necesarios aunque no puedan pagarlos de inmediato.
¿Qué ocurre cuando expira la moratoria?
La moratoria puede ser un salvavidas para los consumidores en tiempos difíciles, pero no durará siempre. Al final, los clientes van a tener que pagar lo que deben, o sufrir las consecuencias. Los bancos y las empresas no pueden esperar indefinidamente a que les paguen. Sin embargo, deben contar con una estrategia eficaz (respaldada por políticas sólidas) para garantizar que este proceso sea lo más fluido posible.
Para empezar, muchas personas correrán el riesgo de ser desahuciadas al no poder pagar lo que deben. Este es un problema especialmente preocupante tanto en Estados Unidos como en Europa. Y también se espera que las personas que dependen en gran medida de las moratorias de los servicios públicos se vean muy afectadas una vez que lleguen a su fin.
El respiro que proporcionan las moratorias desaparecerá rápidamente una vez que expiren. Los reembolsos pueden haberse interrumpido temporalmente, pero durante ese tiempo las deudas de los consumidores han ido aumentando. Si todas las moratorias expiran en un breve espacio de tiempo, los ciudadanos se encontrarán de repente con una enorme pila de facturas que muchos de ellos simplemente no podrán pagar.
Pero esto no es todo. Cuando los consumidores no pueden pagar lo que deben, los bancos experimentan un fuerte aumento del número de exposiciones morosas (NPE) y de préstamos morosos (NPL). Esto provoca su propio efecto dominó. Las instituciones financieras tienen que dedicar más tiempo, dinero y energía a intentar cobrar las deudas incobrables, muchas de las cuales nunca se materializarán. Puede que incluso tengan que vender su cartera de préstamos dudosos por una fracción de lo que realmente vale para generar al menos algo de valor.
La COVID-19 ya ha causado estragos económicos, pero esto es sólo la punta del iceberg. Cuando las moratorias expiren, tanto los consumidores como las organizaciones financieras tendrán que aceptar la realidad.
Cómo pueden prepararse las entidades financieras para la expiración de las moratorias de préstamos
Es probable que la llegada de la morosidad impulsada por la COVID-19 se retrase hasta 2022, sobre todo si se tiene en cuenta que los gobiernos de la UE, Estados Unidos y el Reino Unido ya han prorrogado ciertas medidas de moratoria.
Sin embargo, los bancos y otras instituciones financieras deben aprovechar este tiempo para prepararse ante la inminente llegada de los NPL y NPE. Deben asegurarse, en primer lugar, de que están operando con los sistemas adecuados para disminuir la probabilidad de que las deudas se conviertan en morosas. Necesitan un software de gestión de cobros que ofrezca:
- Funcionalidad de autoservicio: Permita que los consumidores tomen el control de sus propios reembolsos de deuda, proporcionándoles una sensación de agencia y aumentando la posibilidad de que se comprometan con el proceso de reclamación.
- Capacidades de gestión de casos: Profundice en los detalles de cada cliente moroso: sus deudas pendientes, reclamaciones activas, historial financiero, preferencias de comunicación, etc. Trate a cada cliente como un individuo, adaptando su enfoque según su contexto y requisitos específicos.
- Cuadros de mando de inteligencia empresarial: Gestione sus datos de forma más eficaz y controle sus métricas de recuperación en todo momento. Identifique lo que funciona y lo que no, perfeccionando la estrategia ideal para cada segmento y cada persona.
- Evaluación financiera y gestión de la cartera: Evalúe, analice y comprenda en profundidad su cartera de deudas. Clasifique sus deudas en función del riesgo y valore adecuadamente su cartera en caso de vender sus créditos morosos.
Aprovechar la inminente ola de morosidad
Las moratorias han tenido un profundo impacto a lo largo de la pandemia, salvaguardando a la gente de las consecuencias de no poder cumplir con sus reembolsos programados. Pero las moratorias de préstamos no pueden permanecer congeladas para siempre. A medida que los bancos y los proveedores de servicios públicos comiencen a perseguir sus deudas pendientes, la morosidad aumentará bruscamente.
Se trata de un reto, pero no es insuperable. Al aprovechar una plataforma de cobro y recuperación todo en uno, las instituciones financieras pueden evitar que las deudas se conviertan en no productivas y valorar mejor las que son morosas. En otras palabras, pueden sacar lo mejor de una mala situación.
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